Miles de estudiantes se manifestaron ayer durante la sesión en la que la Cámara de Diputados ratificó el veto de Javier Milei a la Ley de Financiamiento. Después de la vigilia, en la que se hicieron al menos 20 tomas de facultades en todo el país, los universitarios se movilizaron al Congreso junto con el Frente Sindical. “La lucha se va a intensificar, vamos a redoblar las medidas”, dijeron al conocer el resultado de la votación. Tras la desconcentración, en un operativo desmedido, la policía reprimió a los manifestantes que quedaban. Hubo al menos 16 personas heridas por gases, periodistas agredidos y siete detenidos. Actuaron todas las fuerzas federales y la Policía de la Ciudad.
Otra vez el Congreso vallado. Como sucedió el 2 de octubre, los efectivos rodearon el edificio para que el reclamo de la comunidad educativa no llegue al Parlamento. Sobre la Plaza de los Dos Congresos, una radio abierta y música para sobrellevar la espera. “Es una cueva de chorros, sabemos que se van a vender como lo hicieron con los jubilados y nosotros tenemos que radicalizar las medidas y tomar las universidades por tiempo indeterminado”, dijo efusivamente desde el escenario Agustín Romero, estudiante de Ciencias Políticas. Abajo, el tiempo pasaba con canciones y bailes entre bombos, platillos y trompetas. “Traigan al gorila de Milei, para que vea, que este pueblo no cambia de idea, pelea y pelea por la educación”, agitaba un grupo de estudiantes. Los paraguas y las sombrillas fueron fundamentales para mitigar el sol limpio de un cielo despejado.
El aire festivo se mezcló con desesperanza y rabia, sensaciones que fueron creciendo pasado el mediodía cuando todo indicaba el triunfo del Presidente. “Lo que siento es incertidumbre. Hace un par de años, uno quizás no podía planificar a futuro, pensar qué iba a hacer cuando se gradúe, pero era seguro que iba a terminar la universidad. Hoy no sabemos si este es nuestro último cuatrimestre. No poder planificar a corto plazo es terrible y nos hunde en una tristeza y una depresión que nos deja inactivos. Eso es lo que hay que combatir», contó Guadalupe, estudiante de 25 años de la Universidad Nacional de las Artes (UNA).
Pero la bronca y el desánimo se fusionaron con la rebeldía. En la plaza estaba Florencia, estudiante de 27 años, que por primera vez se involucró en una protesta. “La situación política y educativa lo amerita. Es ahora cuando tenemos que empezar a entender, a involucrarnos y hacer redes de lucha. El momento de activar es ahora”, comentó. Redoblar los esfuerzos más allá del veto, ese fue la sensación que recorrió las calles: “Tengo sentimientos ambiguos, tristeza de tener un gobierno que hace lo que hace y la alegría de que hay un movimiento estudiantil organizado que pelea, que no se queda callado ni de brazos cruzados”, dijo Juan Nievas, estudiante de Psicología de 26 años.
Nora Biaggio conoce la decepción, es jubilada y ayer estuvo en la misma plaza desde ña la que vió como el Congreso ratificaba el veto de Milei a la Ley de Movilidad. “Milei termina gobernando con los partidos patronales que le son afines. Él, que le había dado la espalda al Parlamento, lo necesita. Hay un bloque de sectores que van apuntando la política de hambre de Milei”, explicó. Cerca de ella, bajo la sombra de una bandera de Libres del Sur, estaba Selva Burgos, cocinera en un comedor del barrio de La Boca. Es jubilada y se acercó por sus nietos de 7, 10 y 12 años. “Esta es una lucha por el futuro. Nosotros no tuvimos la oportunidad de estudiar y queremos que nuestros nietos no pasen lo mismo. Es tan triste esto”, dijo.
Luego de la desmovilización, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, montó nuevamente un operativo excesivo que terminó con represión. Al menos 16 personas fueron heridas con gases lacrimógenos, además hubo periodistas agredidos y siete detenciones al voleo. Diez camionetas, veinte motos y alrededor de cien efectivos de las cuatro fuerzas federales (Policía Federal, Gendarmería, Prefectura y Policía de Seguridad Aeroportuaria) formaron parte del operativo que doblaba en cantidad a los manifestantes. Los disturbios comenzaron cuando el youtuber libertario Fran Fijap, se acercó a la manifestación de manera provocativa. Recibió insultos y luego se atrincheró en un local de empanadas sobre la Avenida Callao, donde un policía de civil lo resguardó y tiró gas pimienta a los manifestantes enojados y a periodistas que registraban el episodio.