El presidente Javier Milei viajó a Francia para la inauguración de los Juegos Olímpicos, aunque el la visita del presidente fue antes que nada un gesto político en medio del conflicto diplomático abierto tras los cantos xenófobos de la Selección que decantaron en un clima hostil para los atletas argentinos en París.
Fue así que, a su arribo, Milei mantuvo una bilateral con su par Emmanuel Macron, quien agradeció -según el vocero Adorni- «especialmente» a la secretaria General Karina Milei por su intervención ante la embajada luego de que la vicepresidenta Victoria Villarruel tilde de «colonialista» a Francia; declaraciones que acrecentaron aún más la grieta en el binomio presidencial.
Además, antes del viaje de los Milei, organismos franceses de DDHH elevaron reclamos por la visita que diputados oficialistas hicieron a un grupo de exmilitares detenidos por delitos de lesa humanidad, entre los que se encontró Alfredo Astiz, condenado también en Francia por la desaparición de las religiosas Domon y Duquet en 1977 durante la última dictadura en Argentina.
Otro de los dardos en la previa de la visita del presidente fue lanzado por la canciller Diana Mondino, quien criticó la «mala interpretación» que hace Francia sobre el trabado acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur, tema que también formó parte de la reunión desarrollada en el Palacio del Elíseo.
En la agenda económica, el libertario no dejó pasar la oportunidad de hacer notar al Jefe de Estado francés su agradecimiento por el respaldo brindado por su país ante el directorio del FMI, de cara a las negociaciones para lograr un nuevo acuerdo con el organismo de crédito multilateral.