6 de junio de 2023 | Nacionales.

Kulfas: «Si el peronismo quiere distribuir una torta que se achica, se va a achicar el peronismo»

El ex ministro de Desarrollo Productivo publicó «Un peronismo para el siglo XXI» en el que desarrolla una serie de propuestas que considera debería incorporar el justicialismo para aggiornarse a los nuevos modos de producción, de las formas de trabajo y los comportamientos sociales.

En el libro planteas una serie de ideas que consideras debería tomar el peronismo para aggionarse ¿Cuáles son alguna de ellas?

-La primera es la de un plan productivo para el siglo XXI. El peronismo es una fuerza que encarna la cuestión productiva, pero en muchos casos sigue teniendo una mentalidad muy del siglo XX. Hay que incorporar a los nuevos sectores como la economía verde, la electromovilidad, el desarrollo energético convencional y no convencional, las nuevas energías como el hidrógeno, la minería, desarrollos que están en curso y que van a permitir un salto exportador. El segundo es el tema de la estabilización. Algunos sectores del peronismo piensan que la inflación es un problema de la estructura oligopólica del mercado y que entonces lo que hay que hacer es ser más duro con los oligopolios. Es una visión equivocada. Existen los oligopolios y es un problema que hay que tratarlo, pero no es la causa de la inflación, porque si lo fuera la pregunta sería ¿por qué Brasil, España o Chile que tiene oligopolios no tienen el mismo problema? ¿Allá son buenos oligopolios y acá son malos?
Un plan de estabilización tiene mala reputación, da la idea de ajuste.

-El peronismo tiene que discutir ahora un plan de estabilización, porque la inflación de 8 puntos por mes no se resuelve con gradualismo, y tiene experiencias exitosas, no es que hay que ir a buscarlo a otra parte. El plan de Perón de 1952 bajó el 50 la inflación, Kirchner fue un presidente exitoso. Después hay cuestiones que tienen que ver con los debates internos, por ejemplo, con entender que el peronismo necesita tener una estrategia coherente para distribuir mejor, que si en realidad quiere distribuir una torta que se achica, se va a achicar el peronismo. No va a ser exitoso. Y con esto no digo primero crecer y después distribuir. Son las dos cosas, pero esto tiene una secuencia que implica un plan productivo y en el peronismo, o en el Frente de Todos, hay sectores que tiene una visión que es más la del pobrismo, de que esta economía no puede generar empleo, cosa que no es así, entonces se pasan a los planes sociales, a los subsidios.
En el libro explicas por qué consideras que son falsas dicotomías una serie de discusiones que vienen desde hace mucho tiempo en el peronismo como las del crecimiento versus distribución, mercado interno versus el mercado externo, y también planteas un tema del que pocos quieren hablar como el de una actualización de la cuestión laboral para adaptarla a las nuevas formas de empleo. ¿Por qué no se puede resolver virtuosamente estas cuestiones?
Respecto de la cuestión laboral, creo que el peronismo quedó encorsetado entre el rechazo, que yo comparto, a la derecha que plantea la flexibilidad laboral como solución de los problemas porque creo que no va a solucionar nada y le va a quitar derechos a 10 millones de personas que están en el mercado laboral. Pero también rechazo la idea de que todo se resuelve con las leyes laborales de hace 50 años. A una microempresa o a una pequeña empresa, no se le puede exigir el mismo esquema laboral que a las empresas grandes. Hay que hacer un régimen sencillo de administrar. Y sobre todo creo que hay que destruir la industria del juicio, que existe
A las empresas grandes no les afecta porque tienen baja rotación y si tienen un problema laboral lo resuelven inmediatamente en su área legal. En cambio, a un pequeño empresario le lleva una carta documento donde le reclaman cualquier cosa y siente que su empresa puede ir a la quiebra y eso no está bien. Tampoco está bien que las multas laborales terminen siendo parte de un negocio financiero que termine perjudicando a la pyme y a los trabajadores en su conjunto. Hoy hay 4 millones de trabajadores en negro y el desafío es que se formalice con un esquema sencillo, ágil y que realmente sea favorable a la pyme.

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