—¿Vos también sentiste que con la clasificación nos sacamos un peso de encima?
—Y, sí, fue un alivio. Nosotros lo tomamos este paso como un objetivo cumplido, y ahora nos tenemos que preparar para lo más importante. Durante este tiempo el equipo se fue remendando y tratando de encontrarle la vuelta para poder lograr ese objetivo, y se hizo difícil, cuesta arriba.
—¿En algún momento pensaste que podíamos quedar afuera de la Copa del Mundo?
—Sí, claro, las posibilidades estaban. Es como una final: ganás y festejás, o perdés y te largás a llorar. Acá pasaba lo mismo, con la diferencia de que iba a ser una mochila realmente muy pesada: quedar fuera de un Mundial, sobre todo a mí que no me tocaron vivir momentos buenos con la Selección, iba a ser muy duro.
—¿Cuándo sentiste que estábamos adentro?
—Después de los primeros diez o quince minutos del primer tiempo, que nos costaron mucho, cosa que era previsible y hasta lo habíamos hablado en el vestuario. Sabíamos que Uruguay iba a salir con el entusiasmo de un partido definitorio y tratar de aprovechar el arranque como para sacar una ventaja. Y como eso no pasó, sabía que íbamos a agarrar la pelota y manejarla. Y realmente fue así. El partido lo fuimos llevando bien, más allá de algún sofocón, y ahí empecé a sentirme seguro.
—Mirá, Diego es así, lo conocemos, y a veces hasta parecemos tontos cuando nos sorprendemos con sus reacciones. ¡Y reaccionó como lo hizo siempre! Es muy impulsivo, y obviamente que lo comprendo porque en este tiempo compartimos una situación difícil. El es Maradona, y nunca se había sentido atacado de esa manera, por eso es una situación nueva para él. Pero yo tampoco no soy quién para decir ésto o lo otro… Tal vez se podría haber expresado de otra manera, es cierto, pero fue un desahogo, un impulso de una persona que siente una gran responsabilidad delante de este grupo y soltó todo sin filtro, como es él.